La escarapela es un símbolo patrio que nos identifica, una simple cinta celeste y blanca dispuesta en forma circular, cuyo origen se remonta al proceso independentista y fue adoptada oficialmente el 18 de febrero de 1812 por decreto del Primer Triunvirato, con el propósito de identificar a las tropas patriotas frente a las realistas.
Los colores celeste y blanco se vinculan con la Virgen de la Inmaculada Concepción, aunque también se los asocia con la necesidad de distinguir a los revolucionarios de las tropas españolas. La escarapela representó desde entonces un signo de unidad, identidad y compromiso con la causa independentista.
El Día de la Escarapela se celebra cada 18 de mayo, fecha instituida por el Consejo Nacional de Educación en 1935 para fortalecer el sentimiento nacional. En esta jornada, es habitual que las escuelas realicen actos alusivos y que la población lleve este emblema como expresión de orgullo y pertenencia.
Actualmente, la escarapela sigue siendo un símbolo de unión, memoria y valores fundacionales como la libertad, la justicia y la igualdad, presentes en la construcción de la identidad de nuestro país.